Por: Saray Guevara Osorio
El pasado 25 de mayo se conmemoró en Colombia el día por la dignidad de las víctimas de violencia sexual, un día que hace parte de la memoria histórica, reparación y no repetición, como reconocimiento a las personas que han sufrido violencia sexual, en el marco del conflicto armado.
Ese día tan importante para la sociedad – aunque aún no reconocido con la importancia que merece – trae a mí una reflexión, que inicia recordando un momento más que bochornoso, en el foro “Ideas al barrio” en la ciudad de Bogotá, donde estuvieron invitadas al panel “el rol de la mujer” Alejandra Borrero y Amparo Grisales.
Y no hablo de la respuesta escandalosa de Amparo Grisales, que desato miles de comentarios en redes sociales, y hasta provoco el retiro del escenario de Alejandra Borrero; me referiré aquí a un comentario muy puntual, que en algún momento del conversatorio, Amparo responde diciendo: “#Metoo de que, si yo no he sido violada, porque voy a decir yo también”.
Aquellas palabras, me hacen concluir que desde esa perspectiva, yo tampoco debería decir, #Metoo, pues nunca he sido violada, no he tenido un padre machista, no he tenido una pareja toxica y ni violenta, no he tenido un profesor abusivo, ni un amigo pervertido, ni un jefe acosador; en fin, nunca he sido atacada violenta y físicamente por ser mujer, por tener un cuerpo sexuado femenino.
Sin embargo, la diferencia entre Amparo y yo, y la de muchas otras mujeres que hoy conmemoramos éste día como un día reivindicativo, es que con el tiempo, mi experiencia de vida y gracias al feminismo, he desarrollado algo mágico, un valor del que poco se habla, y mucho menos se practica, la empatía: capacidad humana de asentir la realidad ajena a su propia mismidad; en otras palabras, aptitud excepcional de compartir una experiencia sin necesidad, tal vez nunca, de experimentarla propiamente.
Así pues, dentro de mi hiperprivilegiada vida de mujer, vivo en empatía con todas – y porque no, con todos – aquellas personas que han sufrido en carne propia, los más atroces vejámenes sexuales a sus cuerpos y por sus cuerpos. Hoy no sólo diré: #YoTambién #YoTeCreo #NiUnaMas y #NoEsHoraDeCallar, hoy también diré: #AmiTambiénMeDuele y #TuSíMeImportas, porque todas estas personas hoy son más que sobrevivientes, hoy son heroínas y héroes sobre la tierra.
Esta es columna hace parte de nuestra sección de Opinión, en Conectados: Comunicación para el Cambio Social promovemos la multiplicidad de voces. El contenido y los conceptos emitidos en este artículo son responsabilidad de su autor.
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