Opinión: «Siempre van a ser unos miserables y brutos»

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Opinión: «Siempre van a ser unos miserables y brutos»

Por: Martha Botero Ángel, directora de Tulpa Consultores

“Qué tal esos malparidos, en este momento ya me importan un culo (…) ellos nunca van a cambiar y van a ser miserables y brutos toda su vida”. Un funcionario del Ministerio del Interior, entidad encargada de manejar las relaciones con las comunidades étnicas, fue quien expresó estas sinceras palabras para referirse a miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), con quienes había tenido una reunión virtual en la que al funcionario se le olvidó apagar el micrófono luego de finalizada.

Digo que las palabras, del hoy exfuncionario, fueron sinceras porque es lo que muchos colombianos piensan, pero no se atreven a decir en voz alta o fuera de su círculo más cercano. Somos una sociedad racista, clasista y prejuiciosa herencia cultural de la Colonia. El Virreinato de la Nueva Granada, que abarcó lo que hoy es Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, fue una entidad territorial de menor importancia, si la comparamos con los virreinatos de Nueva España y Perú. La élite santafereña se sentía inferior a sus pares limeña y mexicana, por eso su gran interés en ser cada vez más europeos y menos criollos. Y diferenciarse de modo claro y preciso de indios y negros.  Tal vez de ahí también venga otra de nuestras expresiones culturales más enraizadas: el arribismo.

Aunque hace años la ciencia desvirtuó el concepto de razas, que durante bastante tiempo hizo creer a muchos que eran superiores por el color de la piel o el lugar del planeta en el que el azar los dejó el día en que nacieron, aún hoy muchos se rigen por el prejuicio de la pertenencia étnica. De acuerdo con la Psicología Social, el prejuicio es una construcción que se elabora a través de las percepciones que se tiene de los comportamientos de individuos que pertenecen a grupos diferentes al nuestro. Mejor dicho, en Colombia muchos “blancos” le han asignado determinados comportamientos a grupos étnicos como los indígenas y los afrodescendientes. Por ejemplo, los indios son “brutos” y los negros son “perezosos”. Fijar dichos comportamientos a personas de otros grupos fortalece la identidad del grupo al que se pertenece. Los prejuicios no vienen en los genes, no nacemos con el conocimiento de las características “esenciales” que le asignamos a otros seres humanos, los prejuicios los elaboramos con la información que recibimos de la familia, el colegio, la sociedad, etc.

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Ahora bien, el prejuicio y la discriminación racial se elaboran con base en tres conceptos: categorización social, estereotipo e identificación social. La categorización social es un “mecanismo cognitivo normal” que tenemos los seres humanos, y aunque es el precursor de los prejuicios no es suficiente, por sí mismo, para la elaboración de estos. La categorización nos ayuda a “segmentar, clasificar y ordenar la realidad”. Investigaciones han mostrado que desde los tres años los niños están en capacidad de categorizar por etnia y género. La categorización se emplea para exagerar las diferencias entre el “nosotros” y el “ellos”, hecho esto iniciamos la construcción del prejuicio. Por ejemplo, las mujeres son “sentimentales”, mientras que los hombres son “racionales”. ¿Les suena? Por acá empezó todo.

El estereotipo es “la percepción de que la mayor parte de los miembros de una categoría comparten los mismos atributos, por lo que el estereotipo deviene directamente del proceso de categorización”. La categoría indios comparte el atributo bruto, de acuerdo con el prejuicio del exfuncionario del Ministerio del Interior. Por lo tanto, todos los indios son brutos. También elaboramos estereotipos para vallecaucanos, rolos, pastusos, costeños. “Todos los caleños bailan salsa”, dicen por ahí, soy caleña y la única salsa que conozco es la de tomate.

La identificación social se sustenta en dos procesos necesarios para comprender el prejuicio y la discriminación. Son estos: “el favoritismo del grupo interno y la necesidad de autoestima”. Creer que el grupo al que se pertenece es superior a los otros, ayuda, en buena parte, a mantener la autoestima. Si mi grupo es el mejor, yo soy lo máximo. De aquí surgen el regionalismo, el nacionalismo, el etnocentrismo y otros “ismos” que tanas guerras, dolor y sufrimiento han causado. Vale la pena aclarar que, la identificación social por sí misma no constituye una asociación negativa, el problema viene cuando se relaciona de manera despectiva con la categorización y el estereotipo.

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Ahora bien, cuando mezclamos en un salpicón 1) la categorización: yo soy blanca usted es negra. 2) El estereotipo: los negros solo sirven para cantar y jugar futbol. 3) La identificación social: trabajo mejor con gente como yo. Ahí es donde nacen los prejuicios y por ese mismo camino la discriminación racial. ¿Por qué cree usted que, aunque en Colombia hay casi tres millones de personas que se reconocen como afro, ninguna tiene un cargo en las más altas posiciones ejecutivas de las 50 empresas más grandes del país? Podríamos contestar a esta pregunta con respuestas como: porque quizás pertenecen a una “raza” que no posee las capacidades cognitivas suficientes para ocupar un alto cargo, porque los negros son buenos para bailar pero no para administrar una gran compañía, porque yo “con esa gente no me entiendo”.  Damas y caballeros, acabamos de construir un prejuicio y una evidente discriminación racial. Tal vez se nos olvidó en la elaboración de nuestra respuesta condiciones socioeconómicas como, el abandono estatal, la falta de oportunidades, la exclusión y la pobreza en la que durante 500 años esta población ha estado inmersa.

Podemos realizar el mismo ejercicio con indígenas, con personas que pertenecen a la comunidad LGTBI, con mujeres, con gitanos, con quien sea. Le invito a que suelte su celular por unos minutos y reflexione sobre qué prejuicios ha elaborado durante su vida. ¿Y a quién ha despreciado? La buena noticia es que lo que se aprende, se desaprende. Nunca es tarde. Empecemos.

Bibliografía:

Pascale, Pablo (2010). NUEVAS FORMAS DE RACISMO: ESTADO DE LA CUESTIÓN EN LA PSICOLOGÍA SOCIAL DEL PREJUICIO. Ciencias Psicológicas, IV (1),57-69. [fecha de Consulta 14 de Septiembre de 2020]. ISSN: 1688-4094. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=4595/459545425006.

 

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Por | 2020-09-17T17:57:05-05:00 septiembre 17th, 2020|Actualidad, Comunicación para el Cambio Social, Opinión|Sin comentarios

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